No me gusta hablar de “recursos humanos”: somos personas
- CMC
- 4 ago
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Durante años, en muchas empresas, hemos hablado de recursos humanos como si las personas que forman parte de una organización fueran un material más —un recurso más— como el tiempo, el dinero o la maquinaria. Sin embargo, es el momento de dar a las personas el gran valor que tenemos.
Las personas no somos un recurso: somos el alma, el motor, el corazón y la inteligencia viva de una empresa. Por eso, en la empresa donde soy directiva, propuse algo más que un cambio de nombre: una nueva forma de ver, sentir y de gestionar el área que tradicionalmente se conocía como “RRHH”.
De recursos a relaciones humanas
No se trata solo de semántica. Cambiar cómo nombramos algo, transforma cómo lo pensamos y cómo lo tratamos.
Nos permite salir del enfoque transaccional para construir relaciones laborales más humanas, duraderas y productivas.
Una visión más integral
Las empresas no sólo necesitamos buenos perfiles técnicos (aptitud). Necesitamos compromiso, escucha activa, diálogo, pertenencia (actitud). Y eso solo se logra si quienes lideramos las organizaciones, entendemos que dirigir personas no es administrar recursos: es acompañar procesos, facilitar entornos sanos y cuidar vínculos.
Modificar el nombre del área fue el primer paso. Lo siguiente fue alinear prácticas, lenguaje interno, procesos de selección, desarrollo y reconocimiento. Más empatía, más coherencia, más presencia.
No somos “capital humano”, somos seres humanos y sentimos
En un mundo laboral cada vez más automatizado, robotizado y medido por datos, recordar que la diferencia la hacen las personas es una decisión consciente. Una empresa puede crecer en facturación, pero si no crece en humanidad, no está evolucionando.
Cambiar la mirada sobre las personas dentro de una organización es un acto de liderazgo.
Y no, no es “moda” ni “soft”. Es cultura, es estrategia y es el camino para construir empresas más sostenibles y humanas.
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